Las bibliotecas en la era digital
Mientras que la frase “los chicos no
leen” sigue circulando como si nada, los especialistas afirman que los niños y jóvenes
leen cada vez más. ¿Cómo es eso? Pues bien, repasemos cuantas veces en un día
un adolescente promedio lee y escribe mensajes de texto, conversa por chat,
entra a foros con algún tema de interés ( un videojuego, por ejemplo) y actualiza
su perfil en alguna red social contestando a la consigna “¿Qué estás pensando?”
.
Ahora bien, seguramente la contra respuesta posible a dicha realidad atendería una cuestión central: ¿Cuándo esos mismos niños y jóvenes toman una novelas consagrada, una enciclopedia o un compendio de artículos sobre política nacional? No sabemos cuántas novelas “serias” leen los chicos por año, pero si adelantamos algún dato desalentador de antemano deberíamos decir que no sólo los chicos han dejado de leer libros, en ese sentido culturalmente valorado del término.
Ahora bien, seguramente la contra respuesta posible a dicha realidad atendería una cuestión central: ¿Cuándo esos mismos niños y jóvenes toman una novelas consagrada, una enciclopedia o un compendio de artículos sobre política nacional? No sabemos cuántas novelas “serias” leen los chicos por año, pero si adelantamos algún dato desalentador de antemano deberíamos decir que no sólo los chicos han dejado de leer libros, en ese sentido culturalmente valorado del término.
Asumir la lectura y la escritura como prácticas
socio-culturales, reales y concretas, invita a las instituciones a recuperar,
valorar e incluir lo que los chicos ya hacen cuando escriben, leen, hablan y
escuchan a través de dispositivos digitales. Sabemos que aun así, queda mucho
por hacer, porque muchos de los chicos expertos en la comunicación digital:
·
Carecen
de las habilidades para potenciar el uso de un procesador de texto o una
plantilla de cálculo.
·
Ante
búsquedas académicas o escolares, tienen dificultades para distinguir sus
saberes preexistentes de las necesidades de búsqueda y no saben seleccionar con
precisión las palabras clave frente a la indagación de un contenido.
·
Tienen
problemas para evaluar la información recabada: análisis de fuente, fiabilidad,
ideología, etcétera.
·
Sus
sitios de consulta de interacción son reducidos y esperados, y se circunscriben
a aquellos que se recomiendan entre ellos.
En este sentido, las bibliotecas y las
escuelas pueden y deben enriquecer los usos que los chicos hacen del mundo
digital ampliando sus horizontes de búsqueda, fortaleciendo sus habilidades de interacción
y aumentando sus saberes sobre un ámbito tan complejo y cambiante que desafía
al usuario a cada paso.
Estoy de acuerdo, l@s chic@s ahora leen más pero de manera diferente. Muy bueno el artículo Eli.
ResponderBorrarMuy interesante!!!
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